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Tipos de colchones y como diferenciarlos

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La elección de un colchón es una decisión importante, toda vez que parte de nuestra vida la pasamos sobre uno de ellos, a su vez un buen descanso asegura que podamos enfrentar nuestro día a día con la suficiente energía. Se trata a su vez de una inversión a largo plazo, ya que suele cambiarse cada 8 o 10 años. A la hora de elegir un colchón siempre se nos plantean los mismos tipos de dudas: ¿Que tipos de colchón existen?, ¿Cúal se adapta mejor a mis necesidades?… pues bien, nosotros vamos a sacarte de todo este tipo de dudas para que puedas hacer una elección adecuada.

Partes de un colchón

Un colchón debería constar de las siguientes partes, cada una de las cuales cumple su función:

Núcleo: es la parte más importante de un colchón, ya que determina su nivel de firmeza. El núcleo puede ser de diferentes tipos de muelles o de otras tecnologías como látex, viscoelástico o espumas de alta densidad

Capas de adaptabilidad y amortiguación: capas de diversos materiales que actúan de soporte y de resistencia.

Acolchado: capas perimetrales de distintos materiales blandos y adaptables (lana, algodón, combinaciones de fibras, poliéster, látex, viscoelásticos, etc.) que  recubren el núcleo y proporcionan confort al contacto con el cuerpo.

Válvulas de aireación: normalmente ubicadas en los laterales, facilitan la ventilación del interior y la higiene del colchón aunque si se emplean tejidos transpirables no son necesarias.

Funda: los tejidos actuales tienen tratamientos que previenen la proliferación de microbios, bacterias y hongos.

Los tipos de colchones dependen del núcleo a raíz del cual han sido fabricados,  en este sentido podemos encontrar los siguientes tipos de colchones:

  1. Colchón de muelles ensacado: son una de las opciones más recomendadas para las personas calurosas, ya que se trata de colchones muy frescos, toda vez que el muelle es hueco generándose una cámara de aire dando lugar a una elevada transpirabilidad. Estos colchones tienen diferentes firmezas, dependiendo de las capas que recubren los muelles, dichas capas son las que aportan a estos colchones de muelles la confortabilidad y adaptabilidad, pudiendo ser de látex o viscoelástica. Los colchones de muelles también son colchones estables y que no transmiten el movimiento con facilidad, ya que los sistemas de muelles, sobre todo los ensacados en los que cada muelle es independiente, hacen que el colchón sólo se mueva donde se pone el peso. Esto es importante cuando duermen en el mismo colchón 2 personas, ya que el movimiento de una no molestará el sueño de la otra 
  1. Colchón de látex: los colchones de látex se pueden fabricar con látex natural o látex sintético. Son colchones hipoalérgicos que destacan por una firmeza baja, son una opción muy recomendable para su uso en camas articuladas. Ahora bien, al ser su núcleo de Látex un material muy denso la transpirabilidad no es muy elevada y no es una buena alternativa para climas con temperaturas altas, humedad o usuarios con exceso de sudoración. A su vez, al tener una firmeza baja no está recomendado para personas con peso alto ya que puede generar sensación de hundimiento.
  1. Colchón de poliuretano: El material poliuretano es un material plástico moldeable con el que conseguiremos un resultado rígido o flexible. La base de los colchones poliuretanos es goma espuma con propiedades mejoradas. Para obtener dicha espuma que compone el colchón poliuretano, se tiene que realizar un proceso químico del que se obtendrá la firmeza del colchón. Dentro de los tipos de colchones de poliuretano nos encontramos con los colchones de  ESPUMA HR:

Estos colchones ofrecen una alta densidad y son la evolución de los colchones de poliuretano de siempre. Dentro de los colchones de espuma HR podemos encontrar dos tipos: los de poro abierto  (con mayor transpirabilidad) y de poro cerrado (más firmeza, pero menor transpirabilidad). Así mismo, estos colchones están disponibles en varias densidades. Lo ideal es elegir un colchón con una densidad adecuada. 

Este tipo de colchón no es recomendable para personas calurosas, ya que al presentar una mayor adaptabilidad al cuerpo puede dar más sensación de calor corporal. A su vez este colchón tampoco es recomendable para personas que pesen más de 90 kilos o que padecen problemas importantes de espalda o articulaciones, ya que pueden no tener la suficiente densidad y dureza para no provocar una gran sensación de hundimiento del cuerpo. 

  1. Colchón viscoelastico: Merece especial atención hacer mención al colchón viscoelastico, porque aunque se trata de un tipo de espuma que podríamos encajar dentro de los colchones de poliuretano ¿Quién no ha oído hablar de colchones viscoelasticos?… Uno de los materiales más utilizados hoy en día en descanso es la espuma viscoelástica. Sus especiales propiedades la convierten en una excelente opción para obtener un soporte ideal con una acogida suave.

La espuma viscoelástica fue desarrollada por la NASA como parte de su programa espacial en la década de los 60. El objetivo era minimizar la presión que los cuerpos de los astronautas sufrían durante las maniobras de aterrizaje y despegue de las naves espaciales. Por eso, se desarrolló este material que tiene la especial capacidad de adaptarse a las formas del cuerpo y después volver a su estado original. En inglés se conoce la espuma viscoelástica como «memory foam”, que significa espuma con memoria.

No todas las espumas viscoelásticas son de la misma densidad ni de la misma firmeza:

  • La firmeza se determina midiendo la fuerza necesaria para poder hundir un disco de cierta medida en una placa también de proporciones establecidas. Generalmente la firmeza se mide mediante un valor numérico según alguna escala estandarizada.
  • La densidad es la cantidad de material en un determinado volumen, y se mide en kg/m3.

Una de las claves de la espuma viscoelástica es su propiedad termosensible, por lo que responde ante cambios en la temperatura. Así, con temperaturas altas el material se vuelve más suave, mientras que con temperaturas bajas se vuelve más firme. Esto hace que alrededor de la cabeza, donde la temperatura es más alta, la almohada sea suave y cómoda, mientras que en el resto de la almohada, donde la temperatura es más fría, ofrece mayor soporte. Por otra parte, es un material atérmico, por lo que no transmite calor ni frío.

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